Liberar el precio del combustible a la variabilidad del precio internacional del petróleo es una medida antipolítica, innecesaria, mal pensada y que desconoce nuestra realidad.
Planificar la economía es justamente una tarea de gobierno. Ninguna familia puede aguantar subas mensuales de combustibles, no importa el transporte que utilicen. Los salarios e ingresos de la mayoría no suben mensualmente y de hecho están bajando.
Cada aumento impacto directamente. No se trata solo de que ahora llenar el tanque de nafta sale $1000 más. El aumento del precio del combustible tan rápido, tan seguido impacta en cada precio: arroz, lechuga, leche, huevos, aceite, frutas y verduras, agua, carne, guarderías, papel higiénico.
Además, el argumento de la transparencia, esgrimido por el gobierno, no es real, ya que el PPI siempre fue público se puede consultar en este link provisto por el mismo gobierno y los anteriores.
No hay bolsillo que alcance y menos los de las mujeres, que en Uruguay estamos más desempleadas, tenemos más trabajos informales y ganamos un 25% menos que los hombres.
No significa lo mismo un aumento anual de los combustibles de un 20% en un hogar de un hombre que en el hogar de una mujer. La proporción de hogares mono-marentales femeninos constituye un 11,1% versus un 1,9% masculinos, por lo que un sueldo de esas mujeres debe sostener toda la economía de la familia con un 20% menos que el año pasado.
Como si todo esto fuera poco, luego de diez años de tener el primer hijo, las mujeres sufren una reducción del 42% de su salario mensual en comparación con mujeres de características similares sin hijos.
Todo esto, sin entrar además en la pérdida de salario que nos destruye la calidad de vida y tiene cada vez más infancias y mujeres en la pobreza.
Pero queremos ir suave, recién es lunes y aún tenemos que sobrevivir 13 días más hasta derogar la LUC.
Las esperamos mañana.
Artículos de referencia
235
El artículo 235 le resta facultades a Ancap, reduce toda posibilidad de hacer política social y productiva.
236
El artículo 236 crea a través de la Ursea una herramienta con una mirada mercadocéntrica que lo que hace es mercantilizar un servicio público esencial. Se limita a Ancap a que sea una cáscara vacía, un ente testigo que sólo transfiere los costos internacionales de los combustibles al mercado interno.
237
El artículo 237 promueve una reforma estructural del mercado de combustibles para aplicar esa mirada mercadocéntrica y desmontar todas las herramientas que tiene Ancap de política social.
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